1.10.13

el mayo francés

Antonio decía que los rusos y los yanquis lo llevaban por el mal camino. Y yo no dejo de preguntarme donde están los jóvenes del mayo francés. En qué esquina se juntan a mirar el mundo que soñaron, en qué café dirán ¿te acordás Olivier, qué tiempos aquellos?
Los tiempos de la juventud maravillosa...

Han levantado un monolito en mi barrio, las sospechas del vecindario siempre apuntan a los extranjeros. El socialismo no es xenófobo solamente en la Argentina.
Las izquierdas de Europa dejaron que el capitalismo vele por sus hijos. Así de sencillo. Claro como el agua podrida. Así es la vida.

Ya no se puede ir con banderas grandes a la cancha. Si un día la muerte no se presentara entre nosotros como el agua que tuvo que dividir Moisés la naturaleza sería brillante y haría 28° todo el año, con apenas un poco de brisa en los horarios complicados.

Los viejos trapos se vencieron, llenos de polillas.
¿Dónde están esos jóvenes maravillosos del mayo francés de los que hablaba Menotti?
¿Esos que pintó tan bien el cine del viejo continente?

La tilinguería tiene muchos rostros.
Cien mil desaparecidos tiene España y un férreo cerrojo color verde, miles de turistas que entran y salen.

Ellos nos importan la ropa que viste Tinelli, las tablets de Cuero Dorado, la filosofía comunista y el yoga.
Tantos espíritus se liberaron.
Tantas personas hay con sus particularidades.
Tantos cerebros inteligentes escépticos. El mundo privado ha elevado su dominio, la propiedad privada y la intimidad cada día abarcan mayores costados del abanico.

Y los jóvenes del mayo francés siguen yendo a los restaurantes. Mientras su presidente de izquierda le pasa la lenguita al zapato de algún banquero.

La derecha tuvo que cambiar la cara. Se metió en los parlantes y en los peinados.  
No quiere polemizar.
Se cambió los pantalones pero sigue queriendo el mismo berretín que siempre quiso.

Llevarle platita a las coronas.
Algunos pensadores se iluminan y llaman al 911. El policía les asegura que no puede hacer nada. Que es cosa de ellos, que si prefieren que las cosas salgan mal para tener razón, es cosa de ellos, que si pretenden otra opción es cosa de ellos, que si todavía tienen reyes y sin embargo hay mucha cháchara con cositas menores, es cosa de ellos.

Si algunos argentinos prefieren sentirse a la moda de europa, es cosa de todos.
Cuando vinieron con el rock and roll los dejamos pasar porque valía la pena.

Decirle algo a las personas tendría que ser una obligación.
Y ya no queda nada por decir, han cambiado las milicias y se han llevado a los militantes.
Para seguir de pie a San Martín.
La izquierda y la derecha tienen la responsabilidad de dirimir sus cuestiones por primera vez en nuestra larga historia de enfrentamientos entre estos dos bandos sin la posibilidad de tirarse los muertos en la cara.

Hay algunos mutantes que jurarían estar más a la izquierda todavía.
Casi como el Papa. Que se hace el comunista y uno ya empieza a creer que lo que busca es representar los valores de la izquierda para que otra vez el bastón latino vuelva a caer en la mano de los que dan palo.
Y así el mundo tendría equilibrio de nuevo.

Los jóvenes del mayo francés siguen ahí esperando que algún negro les dé una copa del mundo.

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