4.12.08

catorce mil quinientos cuatro

En un cine, 10mil personas en 14 mil lugares dejarìan todos los huecos posibles. Se separarìan en sub grupos, en pequeñas divisiones, en duetos, trios.

En un estadio de fùtbol, 10 mil personas en 14 mil lugares se amucharìan hasta empaparse del sudor del de al lado.

Resulta extraño sin embargo que ese poder de unificar que tiene una pasiòn tan arraigada al corazòn como lo es la que a esas 10 mil personas las puede llevar a juntarse con el solo propòsito de sentirse parte de un evento, de un acontecimiento, de un partido, de un sìmbolo y de un color acarree tambièn muerte, destrucciòn y enfrentamientos sin sentido con el pròjimo.

Cualquier tipo de chomba y buen celular, cualquier pibe sin pelitos en la barba, cualquier dueño de una playstation 3, cualquier laburante a sol y sombra, todos cantan al ritmo del bombo y del tambor "les vamos a matar uno màs, les matamos a 2, les matamos a 4, sos un cagòn".
Cualquier tipo sin huevos, que no le pegarìa ni a su perro celebra el ingreso de la mafia de la barra brava.

Cualquier boludo va y destruye un tren mientras canta por su color.

Erradicar la violencia en el fùtbol supondrìa pedirle a quienes velan por la seguridad en la vìa pùblica, la Policia, que hagan su trabajo.

Lo ùnico que podrìa pedirle a un policia es que no me moleste.
No quiero ver tribunas sin barras.

Con 20 años de buena educaciòn para nuestros niños tal vez podamos desarraigar esto del inconciente colectivo.
Mientras tanto nada puede hacerse.