15.11.11

onirico

Aseguran que hay deberes que cumplir, con quien corresponda y con quien lo demande.
Hay que ahorrar agua, guardarla porque se estarìa esfumando de los baldes y los rìos y se estarìa yendo hacia otro lado, hacia un lado donde el vapor sale de jarana y se junta con los otros estados de la materia a beber, charlar, tal vez fumar algo frìo y mirar como la raza se arruina desde un palco.

Un tipo acà del barrio me parò por la calle ayer, se arrodillò frente a mi y casi entre làgrimas me dijo “goma, el agua de mi cuerpo se està esfumando”.
Tiraba de mi botamanga y yo le tuve que pedir que no me eche la culpa a mi de eso.
Que yo era un simple vecino preocupado, como tantos otros.

Pero el no, el seguìa, sollozaba y sufrìa.

Toda la vida creì que si el horòscopo tenìa alguna validez sobre el espìritu, el alma y la conducta de las personas es porque el cuerpo de las personas tiene un 70 por ciento de agua. Y es bien sabido lo que hace la luna con el agua.
La mueva, la pone de acà para allà, la sube a la atmòsfera, la baja a los precipicios.

Y las estrellas, con la luna, con el destino de las peronas.

Imagino una vida sin resaca y me pregunto si habrà alguna explicaciòn zoodiacal para que las calaveras sean calaveras.
Que se yo, entro el solsticio nùmero 40 a la coordenada 33 sur y pum, tu estòmago de agua se vacìa y tenès que correr a llenarlo de alcohol.

El alcohol, y esto ya lo dijo Morrison, es algo clàsico.
Es un vicio clàsico.
Vos vas lo pedìs y ellos hacen pum, te lo sirven.
Y millones dilapidan sus sueldos y su corazòn, su mente, su sonrisa y sus ganas de ponerla.
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¿Cuàntos solteros hacen el amor sobrios?
Los menos, y esto es ciencia.

Los curas de los pueblos beben la sangre de Cristo y con la sangre de Cristo invocan a un Dios.
Cuando uno bebe invoca a un Dios.

Los que màs saben dicen que debes de tener cuidado con cual es el Dios que estàs invocando.
Los que esperan el milagro saben que mientras el milagro se avecine solo el confiado estoicismo harà màs merecedera la medalla.

Que aquello de las leyes de la atracciòn es milagroso, como las matemàticas son milagrosas, como la expresiòn de un nùmero o de un montòn de votos metafìsicos, como la sonrisa de un niño que acaba de recibir la compu de Peròn y simplemente brilla en su mente la idea de leer las noticias de yahoo! o jugar los jueguitos interactivos del conocimiento.

En los bares la gente se mata por los pròceres. Juzga y ataca a la historia.
Y la historia no se juzga, la historia se acepta y no existen las personas que actùen por maldad.
¿La maldad es un gesto de placer?

Es como la del huevo y la gallina. Todos los soretes van al cielo y en el cielo de los soretes tampoco sienten culpa.
Porque una persona convencida de sus actos no siente culpa.

La conciencia, siempre la conciencia, siempre parcial y recortada a nuestras pequeñas aventuras de indicietos y vaqueritos.

Y la ley, estimados.
La ley como aquel instrumento cultural de la politica.
Como una escalera larga y pesada que debe ser cimentada con tiempo. Y la conciencia que va cambiando.

Ya los revolucionarios y los asesinos y los militares y los policias y sus esposas entendieron que la vida y la muerte ya no son parte de ningun cambio.
De ninguna transformación.

Para el Che y para Rucci estaba bien.
Tambièn para Stalin y para Bush.
Los Incas mataban a todos y los araucanos tambièn.
Y un dìa vino el hombre blanco con sus jaulas, los encerrò y no los llevò a la ciudad.
Sòlo se trajo consigo alguna que otra indiecita para poner a limpiar sus pisos.

Entonces hagamos la paz.
Hagamos grande el sueño de la paz.
O sigamos soñando.
Que es uno de los grandes momenos que regala la vida.