7.6.09

gran japòn

Siempre se mueve igual la ciudad, todos los porteros son iguales: buchones. Cuando hace frìo la gente deja de mirarse y camina para adelante sin detenerse nunca en uno y en el otro. Somos como latitas en el living tiradas, desparramando bebida en un sìntoma decadente.
Latitas todos del mismo material. Grandotes con las bufandas y los gorros.

Pasan uno tras otro los colectivos con la frenètica lucha dialèctica, cada dìa màs ingeniosa para continuar levantando la bandera de la disconformidad.

Las vìctimas son màs emotivas para defenderse.

En una esquina cualquiera un perro caga una torta. Una chica cualquiera pasa y la pisa. Mientras se limpia pasa la camioneta que saca fotos a toda velocidad a los trampozos. Los trampozos se bajan y la destruyen a patadas. Hay un gran incendio. Llegan los bomberos. Hoy faltò Pepe, Pepe tuvo una nena. Le puso un nombre cualquiera. La doctora Ribott dijo que pesò 3 kilos 700. Con eso comen 6 o 7 personas, pensò el camillero, 2 kilos y medio de carne y el resto en achuras.

La gente necesita flores, todos los dìas, a toda hora. Las florerìas son cestos de naturaleza, lo inverso a los baùles naranjas para tirar basura. Pasan las parejas y las miran y a las chicas de hoy dìa ya no les gusta que les regalen flores. Prefieren un anotador y un làpiz labial.

En las estaciones de servicio, por ejemplo, las burbujas hacen que las monedas no sean un problema. El petròleo es un mineral, al igual que el metal que acuña nuestro honroso Banco Central. De la nafta sacan sus propias monedas y asì pueden prohibirte que fumes y darte los cigarrillos listos para que pises un poco de hormigòn y tus pulmones se alisten para encarar la lenta combustiòn de la nicotina.

Nadie usa encendedores: parece que los gobiernos estàn consiguiendo algùn beneficio en esto de que la gente no se muera tanto.

Ya nadie quiere morirse. Los poetas, por ejemplo, quieren ser famosos como las estrellas de TV. Muchos punks se aferraron a la homosexualidad para no vivir penando y en el verdadero costado outsider.
Es normal que el crecimiento de la ciudad, desde su Grecia natal hasta la Buenos Aires Ultra Moderna, acarree distintos tipos de religiòn para que el pobre habitante de esta angustia humeante y de urbanidad metafìsica descargue en algùn modo tanta insensatez, tanta inmoralidad, tanta corrupciòn.

Los protestantes se plantan a enfrentar el mundo de lunes a lunes sin parar de predicar.
El dinero no es un problema.

El dinero va y viene, de las manos judìas a los corazones judìos. Con eso te podès comprar pastillas para dormir, pastillas para parecer màs normal, droga que te haga sentir muerto y otra que te haga sentir vivo. Pastillas para coger.
Podès pagarle a un Pony para que te lleve a correr al Zoològico que cada dìa huele màs a mierda.

Dios tuvo algùn motivo para dejar de trabajar los domingos. Y ese dìa enviò a todas sus tropas a deprimirse a Misa.

La gente se sigue amontonando para matar ese sentimiento aturdido, de anochecer.