11.9.08

marcelo

Cabe preguntarse si Marcelo es consecuencia de la cultura nacional o si la cultura nacional es consecuenca de Marcelo.
Cuando decimos cultura nacional decimos tema de conversaciòn en bar, en taxi, menester social. Ese tipo de cosas que salen en la tapa de los diarios y no pertenecen al àmbito de la politiqueta, la economìa o las catàstrofes naturales.

Porque decir que Marcelo es consecuencia de la cultura nacional es afirmar que Marcelo es un sìmbolo, como una estatua viviente, del Argentino Ideal o Promedio.
Es poner en esa sonrisa, en ese chiste fàcil, en esa canchereada innecesaria y compradora, en ese machismo tanguero a todas las sonrisas, los chistes fàciles y las canchereadas.

Pensandolo de cerca, Marcelo serìa el exponente vivo del Varòn Porteño.
Entonces la pregunta es inminente. ¿Cuàl es el rol de la Nena Porteña?
Embelezar esa sonrisa. Picardear ese chiste fàcil, esculturar ese machismo tanguero.

Si la culutra nacional es consecuencia de Marcelo es darle a Marcelo la potestad històrica de haber sido tan grande como Videla, Menem, Alfonsìn, Charly Garcìa y Maradona.
De ser el responsable de ese entretenimiento fàcil y desesperanzado.
De construir una amenizaciòn de la cena con la prostituciòn de los valores, la poca claridad en materia legislativa a la hora de proponer un concurso (o una votaciòn parlamentaria), la frivolizaciòn de la disciplina (los amorìos, las vestimentas, la procedencia).

Marcelo ofrece un entretenimiento inspirado en cada rincòn de nuestro genoma.
Entonces se convierte en cuestiòn de estado.
Marcelo juega las elecciones noche a noche.
Tiene la sensibilidad intacta, el ojo popular afilado.
Y es ganador.