Policias en Accion

A mis tiernos 17 he tenido más problemas con policías que con vendedores de droga, limpiaparabrizas o asaltantes a mano armada. Lo peor es que mi abuela piensa lo contrario. Ella piensa que los piqueteros son negros y se quejan porque tienen hambre y en realidad son gordos y hablan por celular. Piensa que soy un drogadicto porque me hice un tatuaje que dice “fresco pega más”.
Entonces yo no sé que hacer. Viene un tipo armado, con su panza y su celular, me dice “documentos”. Yo le respondo que no joda, que esto es sano, que es natural, que hace bien. “a mi respetás, pendejo”. Que yo respeto a mi mamá y a mi papá y que a él lo tengo que respetar también.
Entonces yo no sé que hacer. Me saca una coima de cuatro pesos y un bagullito. Si le cuento a mi mamá, me interna. Si le digo a papá, me caga a patadas. Si le digo a la abuela, se desilusionará de mí y del policía.
Entonces yo no sé que hacer. En los bares no te dejan fumar porque dicen que hay que mantener todo en un “ámbito de legalidad”. Yo tengo 17 años y no sé que quiere decir eso. Me da miedo que entre la yuta al bar cultural y nos cague a piñas a todos. Que le peguen al de anteojos, que afeiten a las bigotudas y después salga en las noticias como que un grupo de hippies tiene un salón de juegos clandestinos no declarados y al intentar ser desalojado por la “fuerza del orden público” sus amigos hippies se resistieron y se armó una gresca.
Porque los grupos económicos siempre prefieren a un policía que a un rolinga de barrio, que escucha “Los villanos” y se tatúa y no piensa en la bolsa de comercio y sólo quiere conseguir un beso de la linda chica que atiende hasta tarde los días de semana.

Martin (Hache) corresponsal de la Voz del Pulidor, diario patrocinado por CdGAC