10.7.09

wonderfull nights

En la melodìa del pianista no surjen innovaciones frecuentes, el tipo està aplomado de tocar en el bar y silbar siempre las melodìas para abajo. Cada tanto se detiene, bebe del bourbòn y le dà dos pitadas a la pipa.

En general tiene las mismas perspicacias.
Si los comensales estàn dispersos pues se enrola en largas meditaciones al piano. A un tiempo al que sòlo piensan los mùsicos cuando ejecutan. Piensa en la vida, en las diyuntivas, en el pasado de todos.

Si los clientes de golpe por algùn sùbito rapto de inspiraciòn melòdico aplacan sus charlas para observarle, el pianista desenfunda su arma sideral que todo lo atrapa: la franca dominacion que ejerce la mùsica en las personas.

No aplaude nadie, todo sigue de la misma forma. Pipa, bourbòn y a indagar en otra cosa.

La cantina cierra.
Los cocineros y los mozos saludan al mùsico y le dan esa sensaciòn de fraternidad, de respeto.
Sale y camina, espera un taxi.
Sube.

El taxista lo observa y le pregunta si le molesta el humo.

La respuesta estaba mirando la ventana fijamente, concentrada en los ojos que le desviaron el ùltimo intento de chacarera trunca.
Si los triàngulos son de especulaciòn, enrarecimiento, agijòn, salvavidas, tabla de surf, mejor remar la plancha y mirar desde afuera.

O ella es absolutamente especial o èl està equivocado. Enamoràndose inadecuadamente de las cosas. La chica de la mesa cuatro.

Fume tranquilo y yo harè lo mismo. El tachero ya habìa encendido su cigarro.

A la velocidad que pasan las luces se le hizo imposible distinguir si tantos triàngulos hacen piràmides. Si la forma real es de 3 tiempos.

Uno de llegada, uno de contemplaciòn y uno de partida.
Ella llegò y siempre mirò de costado. En las buenas y en las malas.
Sintiò que la mano de su amigo le señalaba el rumbo de la puerta.
Nunca sabremos si se querìa quedar o si se querìa ir.

Si miraba con amor, con ternura, con desprecio o con confusiòn.

Para el caso es lo mismo. El taxi terminò su trabajo. El pianista pagò y con sus pies en el hormigòn de nuevo caminò hasta su casa.

Hurgò en el trabajo del dìa siguiente y se preguntò si ella estarà durmiendo tranquila.

Mientras diò las ùltimas pitadas de la pipa y arrimò su rostro al espejo para mirarlo una ùltima vez por hoy, para lavar los dientes y pensar en las cosas finales, se preguntò si ella estarìa a la altura de las cirscunstancias.
Si habrìa algo tan sincero e incierto como esto. Que valiera màs la pena que tomar un riesgo y sonreir.

Ella no sonriò. Se dijo antes de darle un ùlitmo vistazo al recuerdo.
Si no sonrìe es porque no quiere.