ni sabados ni domingos

Del saco saliò un billete y del billete saliò una cara de viejo milico increìble.
Mirà los carteles con nombre de muerto.
Haciendo con olor a piedrita negra.

Buenos Aires, para què queremos.
Respirar ya es complicado por la humedad.

Si los lunes colapsan los servicios. Por la cantidad de turistas.
Los martes explota el planetario.
Un miercoles por medio para llenar de comida chatarra y autos.

Para mi.
El pueblo no existe. No sè, no lo veo por ningùn lado. A veces van todos en el mismo bondi, ese dorado que dobla en General Paz y rebota siempre para abajo.

Pica como el balòn de basquet que Manu Ginobilli pica en el cartel.

Para vos el pueblo no existe. Existo yo. Existe èl. Existe nosotros.

Ellos son los que nos quieren convencer de nuestro error. Ellos, los tiranos de siempre.

Los que jueves a jueves juntan la mierda del perro soberano. Los que el viernes tienen una pata de lana y la otra de Jamòn Falcòn.

Ellos somos nosotros. Mi pequeño loro fue a Malvinas.

Y no volviò ni mejor ni peor.