29.10.13

legislame

La contundencia clasista se expresa rimbombantemente en cada elección democrática en la que participa nuestra sociedad argentina.
Europa mirará azorada: su cajita de cristal condecorada por años de libros pintados no puede ni meterse en la piel de un domingo de votación argentino, soleado, donde la voluntad popular de tener un país dividido se manifiesta con contundencia.
Algo habrán hecho los masones en ese extraño templo de la calle Perón. Algún conjuro del equilibrio metafísico del universo habrán querido poner a rodar en la rueda de la fortuna, en el triste imperio de las estadísticas, en el tronador y triunfal esfuerzo de los medios de comunicación.

Hoy un niño de 13 años me dijo que el muchacho este Massa había ganado en todo el país.
A mi me preocupó y consideré seriamente si permitirle a tus hijos ver determinados canales de televisión no puede ser inapropiado para el entendimiento genuino del mundo que ese pobre niño puede hacer.

La mal llamada izquierda argentina tiene candidatos retrógrados lectores de antiguos rusos.
Muchos son apenas aspirantes a la solidaridad. Uno no sabe bien si quisieran ser obreros, si es la única manera que encuentran de acercarse a los obreros o si creen que son los únicos que se preocupan por los obreros.

El muchacho este Pitrola festejó el accidente del helicóptero de Gioja y el domingo después de las elecciones tuvo que ser hospitalizado por que la emoción que le dió salir quinto, gracias a la fundamental proyección que le dió a las fuerzas políticas la ley electoral que este gobierno sancionó a través de la cual todos los candidatos podían acceder en igualdad de condiciones a la publicidad y entonces lo que quedó a las claras fue: escupir para arriba no es lo que hacen las personas de bien y que los amigos de los millonarios son los que quieren ayudar a que esos millonarios sean más millonarios.

No entristece la pasividad de los cara pálida.
Entristece si vivir un mundo donde el individuo cree poder elegir lo que quiere para su vida.

Los periodistas dicen que suben los alimentos y que sube el combustible y que sube tu veneno.
¿Acaso los alimentos son como los Terminator que por sí solos toman la decisión de boicotear un sistema?

Parece haber un enorme envión de parte del establishment nacional. De los individualistas de siempre.

Estrategias tienen los empresarios y los que pretenden controlar el mundo.
Aquel que vota estrategicamente es conservador.
La gente de bien vota por los valores que representa su voto.

Un cambio nunca puede venir de la mano de un viejo de 80 años como Pino Solanas. Un cambio jamás saldrá del riñón del sindicalismo de derecha peronista con este pálido exponente de los valores católicos. Massa y Macri son fuerzas que se anulan porque representan la misma liviandad conceptual.
Un cambio jamás vendrá impulsado por Clarín. Por que un movimiento socialista no puede permitir que su provincia estire la brecha entre el más pobre y el más rico.
Si empezó un cambio y empezó con un rabino no hay muchas esperanzas para nosotros.

El cinturón de campeón de este gobierno dice claramente: nosotros somos los que estamos en contra de los hijos de puta que hicieron lo que quisieron con este país.

A los militares la cárcel, para que España y Alemania se mueran de vergüenza.
Al imperialismo británico y sus monigotes de la Sociedad Rural.
A las cámaras de seguridad que nos quiere vender Coca Cola.

El cambio radica en la posibilidad de construir un estado militante. Iremos hacia ahí, caminando tranquilos, con amor y confianza, aunque nos subestimen y festejen y nos quieran hacer creer que el kirchnerismo ha retrocedido porque las ciudades ricas no lo han votado. Este espacio nacional y popular mejoró sus posibilidades parlamentarias, ha 10 años de inciado este proceso y hoy envió a la lona al sorete de Magnetto.

No sé que canales están mirando, pero les están vendiendo un mundo que no controlan.

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