Muchos
colegas y compañeros, gente que hace posible que esta Noble Asociaciòn Civil
siga trabajando, se fueron a Uruguay y volvieron con historias,
fotografìas, alfajores y medallas milagrosas.
En Caja
de Goma nos alimentamos de los recuerdos. El pasillo abandonado, el sìmbolo de
un tiempo que muriò, los pupitres juntando mugre, los docentes enojados. Fuimos
una escuela, un centro de operaciones clandestinas, un burdel y un simple
portal de internet.
Ahora
lo que calienta es una chimenea…y los cuentos.
Entre
pescadores y bosques, entre toninas y barbudos, entre dòlares y uruguayos, pude
entrever, casi confirmar, que Uruguay consiguiò para sì lo que nuestra Reina
del Plata siempre añorò y nunca pudo disfrutar.
Su
independencia. Su autodeterminaciòn.
¡El
viejo cerco dolarizante que los unitarios querìan reclamar para si!
¿Es
posible que Uruguay sea el quinto paìs màs caro del mundo?
Surgiò
una chispa. La historia diò vueltas. Miles de paraguayos muertos, muertos del
fùtbol, sindicalistas enojados, la tragedia de Cromañon.
Se
prendieron miles de velas. Cien chicos que fueron a escuchar rock and roll se
prendieron fuego en un boliche. Habia cinco mil novecientos màs. Habìa una
guarderìa de bebès. Habìa cuatro mil personas màs de las que tenìa que haber.
Los chicos festejaban a su banda favorita tirando fuegos artificiales. Habìa
puertas con candados.
Tenìamos
un Jefe de Gobierno con look informal.
Y ahora
que se reanudan las viejas peleas unitarias, ahora que se discute tanto esto
del subte sì o el subte no, ahora que los empresarios no sòlo ganan una vez las
elecciones sino que van y las ganan de nuevo, ahora que tanto se dividen las
aguas, no puedo dejar de pensar en el estilo Ibarra.
Fue al
Nacional Buenos Aires, como muchos de nuestros dirigentes històricos. Es de la
casta criolla bien formada. Despuès lo echaron, durante la dictadura, y terminò
en el Ilse. Al Ilse van los primos catòlicos de los del Buenos Aires.
El
Ibarrismo quedò como un rejunte progresista, con buenas intenciones, algo
tibias y complacientes al vecino cultural. Ibarra como un muchacho de la
generaciòn del divorcio, de look informal. Pocas luces para el juego
maquiavèlico de la polìtica. Fue un muchacho que no supo hacerse de esos amiguitos
que en las malas te hacen la segunda. O la primera.
En su
medallero tiene dos lindas victorias. Una contra Beliz-Cavallo y una contra
Macri-Riquelme.
En la
legislatura hubo una funciòn de circo, se expusieron un montòn de estupideces,
la moto de Clarìn chirriò y dejò en llamas el pavimento, Macri prendiò una vela
y se fue a caminar con los familiares. Y lo echaron, tristemente.
Todos
le soltaron la mano. El pelado de la Trastienda y Nèstor incluidos.
La
historia hizo de Mauricio un gato capaz de aprovechar las situaciones
favorables y de caer de alturas impensadas, parado. Su modelo de
èxito sigue comprando jugadores. La historia hizo trizas a Ibarra. Nos puso en
su lugar al Dani Filmus, con su look informal y su tristeza de restituciòn històrica.
Los
porteños somos los que te ponemos el molinete.
Ya que no pudimos separarnos,
hacer como Uruguay, o mejor aùn, como Mònaco, te vamos a poner todos los
molinetes y nos vamos a quedar con todo.