14.9.09

Segundas observaciones

El fin del menemismo abrìa las puertas para una dècada que comenzaba con mucho temor al fin del mundo y con la esperanza de una renovaciòn progresista en la polìtica nacional.
En Octubre del 2000 el Chacho Alvarez renunciaba a la vicepresidencia de la Naciòn, criticaba fuertemente a De la Rua y se rajaba a vivir bajo la tierra. Despuès se enganchò con Solita Silveyra y volviò a pintar en Varela Valerita, donde iniciò su trajìn bohemio y de polìtico que viajaba en bondi.

Lentamente los sindicatos a la calle, el peronismo operando, los medios retiraban su apoyo y Tinelli metìa pùa por televisiòn, ridiculizando increiblemente al Presidente de la Naciòn.

El gesto Cavallo, las deudas impagas. Una verga. El corralito.

San Lorenzo era campeòn en 2001 de la mano del Chileno Pellegrini, con una ràfaga de 11 victorias consecutivas que rompiò todos los records del fùtbol nacional. Llegaron a 13 victorias consecutivas.

En diciembre este equipo de corajudos gambeteadores llegaba a la final de la Mercosur y el pueblo azulgrana estaba listo para asistir a su primera corona internacional, el paso anterior a la Libertadores que Marcelo me prometiò en la cena de fin de año en la que nos encontramos.
Recuerdo estar llegando a la cancha, el primer dìa de los saqueos.

Desde el bondi los quemeros que viven en el monoblock ese que està cerca de Daom, ahi en el Bajo Flores nos hacìan "no, no" con los deditos.
Yo no entendì hasta que bajè del bondi y vi la cancha cerrada. Desilusiòn total.

Estado de sitio se llamaba.

La clase media se alterò. Estuvo una dècada viendo como todo valor moral era prostituido por un benèfico pasar financiero. Dejò que el holograma dolarizado del menemismo suceda y suceda, a cambio de cualquier cosa. Nunca se quejò en 10 años.

Esos mismos burgueses sin pasiòn un dìa sintieron el llamado de la historia, lo lindo de una gesta patriòtica y nadie se la quiso perder. Llenaron los barrios y las plazas con cacerolas, fueron a apedrear policìas, el microcentro se convirtiò en un campo de guerra y de un lado patriotas y del otro policìas.

Me hubiese encantado tirarle un cascotazo a algùn ortiva de la federal.

De la Rua fue el chivo expiatorio, fue vìctima de su increible inoperancia y su falta de capacidad de gestiòn. Fue vìctima de un partido inexistente, creado para la ocasiòn. Fue vìctima de la tradiciòn Radical de no concluir mandatos. Pagò la falta de mìstica, la eterna coyuntura entre zurdos y gorilas. La discusiòn de cada puta coma de cada puta cosa o te retiro el apoyo. Lo criticaban hasta sus propios ministros, algo impensado en cualquier gobierno justicialista.
Fue vìctima del aparto peronista a pleno operando para sacarlo de la cancha, con alguna ayuda de sus amigos radicales, por supuesto.

El helicòpetro arrancò, todos festejaron la patriada.
A los pocos meses el peronismo gobernaba nuevamente el pais.
El 2003 arranca con Duhalde presidente.

El que se vayan todos hoy es como un viejo hit de una banda que pegò un solo hit.
Un tema del verano.
Luego los taxistas no podìan explicarse porque los jòvenes estaban tan desencantados.

Nadie màs se quejò hasta las retenciones de Cristina.

La clase media se encargò de recalcitrar el olor a Menem que nos quedaba a todos. Saliò a la calle porque le tocaron el culo en el banco, saliò a la calle porque sin moral que haya plata, pero sin plata que no haya nada.
Mientras tanto Mauricio Macri construìa con los goles de Palermo, los centros de Romàn y la calvicie de Bianchi un proyecto de menemismo 2.0.

En septimebre del 2001 los àrabes bajaban las Torres Gemelas.

El mundo asisitìa a un escenario impensado. El corazòn del sistema estaba siendo atacado por un par de soñadores dispuestos a entregar su alma por una causa.

Muchos sonreimos para nuestros adentros.
Muchos sostuvimos que la guerra empezò hace mucho y que, bueno, hay caidos de los 2 lados, era hora que les toque un poquito a estos yankees.

Norteamèrica empezò a sentir el precio de la fama.
Empezò a juntar las esquirlas de las decisiones que fue tomando.
Empezò a pagar con sangre la sangre que derramò.

El mundo se alistò para una nueva guerra y los yankees nos dieron lo que querìamos. Una nueva guerra por televisiòn.
La democracia estaba en juego y ademàs habia demòcratas poniendo guita para tirarles torres.

Terrible, insoportable. Esperemos que hagan con Honduras lo que hicieron con Irak. Que entren con tanques de guerra y la bandera de la paloma en nombre de la democracia y caguen a tiros a los golpistas que derrocaron a Zelaya.

Mmm... que mal que huele Obama.

Yo buscaba como dejar atràs la primer gran herida de amor que me dejaba la vida.
Intentaba explicarme por què no me gustaba ver a un Presidente inùtil y corrupto irse por la puerta de atràs. Intentaba justificar la porciòn de alegrìa que me daban las torres.

El tiempo me hizo pensar que los àrabes tal vez pasen a la historia como la verdadera y ùnica resistencia que este sistema ha tenido en la historia.
Por las Torres, por Londres y por la que se mandaron en España.

Volvì a escribir para esas èpocas, habìa abandonado la escritura, la habìa cambiado por la guitarra.
Sentì que me gustaba vivir y ser grande y que me querìa matar y volver al secundario.

Comenzè con el cigarrillo y probè algunas drogas. Me limpiè y quedè mano a mano con la verde esperanza. Aprendì a beber y no embriagarme.

Aprendì que ser de clase media es algo de lo que avergonzarse.

El horrendo comportamiento de los medios, el papel de Marcelo durante la debacle de la Alianza, recordè las campañas de prensa en contra de Menem.

Concentrè mi odio en una postura de anarquismo casi troskysta, que esperaba el fin de la humanidad y el colapso de los sistemas, odiè a la Iglesia y a todo enviòn religioso.

En esos años aprendì que una buena mañana tal vez amanezcas con la sensaciòn de que la vida es una gran cagada que hay que, de alguna forma, terminar.
Y que otra mañana, sin proponertelo, podes amanecer, ver el dìa y sentir que se puede cambiar algo. Que se puede ser feliz.
Y simplemente volvès, lentamente, a mirar con otros ojos las cosas que te rodean.

La soledad no tiene que ver necesariamente con estar solo. A veces hay tanta gente en esta sala y estoy tan solo como estoy.

Y aprendì que la metàfora del kamikaze me encanta. Que hay actos de pasiòn que uno no puede dejar de obviar. Y que no encuentro otra forma de decir, hacer y sentir que no sea asi.
Con la pasiòn que todo lo exacerba, con un pulso dramàtico.

El pensamiento, el cariño, la verdad.
El cuerpo.

En esos años de combulsiòn social, de esperanza y ràpida desilusiòn, salì al mundo.
Y me dì cuenta que todo lo que yo pudiese conseguir alguna vez iba a ser asì.
A todo o nada. Sin tiempo de màs. Una hora es fatal, un minuto igual.

No me digas que no se puede volar.