Luis Alberto tocò 5 horas mientras pasaba un faraònico y nunca tan spinetteano repaso por su extensa y jugosa carrera al frente de esto que llamamos Rock Nacional.
Tocò todo, vino desde el futuro hacia el pasado y volviò al futuro para despedirse con algo de un pasado que no ha terminado de pasar. Estuvieron todos, pudimos ver todo eso que ya nunca pensamos que podrìamos ver, todo tuvo un mìnimo de dignidad, un piso de calidad bueno y justo, digno de Spinetta, digno de su teorìa del entretenimiento.
Ahora que nos vamos poniendo viejos, empezamos a sentir como los cigarrillos se atascan en el papifùtbol, vamos adquiriendo mayores y mejores responsabilidades, tenemos nuestra salud lista para empezar con la facturaciòn de las costumbres malas, ahora que tenemos que pensar en polìtica y economìa, en conseguir un auto y alimento para el gato, ahora van surgiendo preguntas y algunos tienen sus respuestas y otros conseguimos en los artistas la posiblidad de divagar sobre la tesis.
El entretenimiento de la cultura rock se ha conformado como una larga lista de hits para gente estùpida. Ir a un recital es asisitr a lo previsible, es esperar que nuestro hèroe toque eso que lo hace hèroe.
Los responsables de esta estupidez generalizada en el mundo del rockandroll no son otros que los mùsicos quienes o empezaron a oir demasiado a sus managers o periodistas amigos, o a otra clase de vagos, o simplemente aceptaron que hacer tribuna, ser demagogo, tocar siempre los mismos temas es lo normal. Dejaron de considerar al concierto como una manifestaciòn artìstica para ponerlo en el estante de la promociòn.
Luis Alberto es aùn un artista que respira. Èl nunca toca los temas que queremos oir. Siempre està en su movida.
Es un tipo que considera que las cosas son de una determinada manera y se esfuerza para que asì sea.
Entonces el chabòn hizo un recital de 5 horas. Se juntò con los amigos de los buenos viejos tiempos, le diò mucha cabida a su actual banda, es un tipo con còdigos y le gusta tratar bien a la gente.
Y lo vimos muy contento, muy feliz, haciendo de anfitriòn de una gran casa que era la heladera de Velez, nos hizo reir, nos hizo emocionar.
Y al final su casa pareciò ser el Rock Argentino.
Tocò una hermosa versiòn de una canciòn de Miguel Abuelo, versionò con Juanse a Pappo en uno de los grandes momentos del show, cantando "La Libertad", los mismos idiotas que bardeaban por lo bajo a Juanse barderaon un poco a Cerati, quien tuvo su diploma y tocò algo de Soda y "Bajan". Por suerte Luis no lo dejò hacer el solo de Cementerio Club y agarrò y la toco cuando se fue el cheto, la rompiò, fue un gran respiro en medio de todo lo que fue la primera tanda de 2 horas que denominè "El Imperio del Sintetizador".
Rappaport, capo, tocò igual que en los discos, maravilloso en "Ella Tambièn", me puso del orto, me emocionè, que temazo la gran puta, y luego "Umbral" de Jade, el tema preferido de mi viejo (¿o de mi vieja?) y no lo cantè porque Luis lo estaba haciendo a su manera, hermosa.
Del Valle, moderno para "Alma de Diamante", muy bien tambièn.
Sujatovich, està para el Colòn.
El Mono Fontana y su monopolio, un monstruo, tocò de todo, pasò por el pasado màs reciente, por el futuro, por las versiones, un capo.
Fito estuvo muy bien, realmente. Mollo entrò para la parte de la conciencia social y se mandò un buen solo para un tema horrible que hizo el Flaco con Leòn. Por esto de la seguridad vial.
Luis tocò "Filosofìa barata y zapatos de goma".
Fue una versiòn perfectamente igual a la de Charly (salvo que cantaba Luis, por supuesto). Me preguntè miles de cosas mientras disfrutaba, me acordè de nuevo de eso que me acuerdo muchas veces y todo el tiempo hasta el hartazgo, porque es imprescindible para mi pensar que quizàs, algunas lìneas que aquì se dijeron fue lo ùnico que te dì, un poco de filosofìa barata y otro poco de mis zapatos de goma. Despuès las sirenas: saliendo del agua a darme media hora de cuidados intensivos.
Luego pasò: el Flaco presentò al maestro Garcìa, pero en su lugar nos trajeron un muñeco gordo que no podìa cantar, no dijo nada, moviò un poco la cabeza y se fue.
A Charly se lo quiere por sobre todas las cosas, por eso, por favor, llevènlo al campo y dèjenlo contemplar las montañas o los àrboles, hasta que se encuentre de nuevo a si mismo, hasta que vuelva a ser algo parecido a un ser humano que se mueve, piensa y procede. Para què esta farsa.
Tal vez porque a èl le harà bien sentirse importante y especial. Ojalà.
Bien, estuvo el Beto Satriagni, Dante y Valentino para versionar Manal, bàrbara la versiòn, muy moderna, hip hopera, extraordinariamente tocada. "Necesito un amor".
Y yo que intento despojar de sentimientos toda nota, todo escrito, toda revelaciòn.
Entonces iban 3 horas y todavìa no habìa ni amagado con Invisible.
Y uno se preguntaba, este tipo, este viejo, flashea, se pone a visitar su obra y llena una cancha para que se queden todos calladitos, esuchando mùsica, aplaudiendo cuando les toca y rièndo a media que nuestro hèroe se iba soltando y comportàndose como lo que siempre fue: un extraordinario showman.
Lo que màs lo emparentò con el medio argentino de producciòn de entretenimiento rock es el pèsimo sonido, no hay show argentino en estadios que suene bien.
Todos los recitales argentinos tienen por lo menos 6 temas hasta que se les acomoda el sonido.
Despuès ves que viene una banda medio medio de afuera y suena bien desde que empieza hasta que termina y no sabès si tienen maquinaria màs poderosa, tecnologìa màs de punta, son màs inteligentes o es que acà son unos ratas que gastan guita en todo menos en grandes torres de sonido que puedan luchar contra el viento y las pèsimas condiciones de acùstica que cualqueir cancha de fùtbol tiene.
Entonces te venden mega producciones con alas de Fènix y con entradas diferenciadas, y lo que hacen es darles gran sonido On Stage a los mùsicos y a la gente les tiras 2 centritos de 100 metros de distancia, rezà, rezà que hoy no hay viento.
Y entre pitos y flautas, voladuras, recuerdos, empezò tal vez lo màs emotivo.
Invisible en la cancha.
Pomo, Machi y el Capo.
La lista elejida fue un gran golpe al entendimiento, yo temìa que salga y toque los hits de cada banda asì, como hacen todos los demàs, para que la gilada aplauda, festeje y lo grabe en su celular. Y no.
Tocò "Durazno Sangrando", ok. Me la re banquè.
Y despuès, increible, "Jugo de Lùcuma", casi me cago de la emociòn, "Lo que nos ocupa es esa abuela", el mejor rock y por ùltimo "Niño Condenado". Un cross a la mandìbula.
Inesperadìsimo.
Cerrò con Lito Epumer para saludar a Tanguito y a su "Amor de primavera".
Tranqui, iban como 3 horas y media y venìa Pescado.
Pescado no fue lo que màs me gustò y siempre fue mi banda favorita.
No era Pescado, esa fue tal vez la diferencia màs sustancial.
Estaba Black y estaba Lebòn y estaba Cutaia. Pero el bajo lo tocaba Vadalà que se toca todo pero es muy moderno para tocar con Black. Yo creo que ahì pifiò Luis.
Me motivè con "Serpiente por la sal", bàsicamente porque querìa que lo toque y me parecìa imposible que lo hagan. Despuès muy buenas las 2 del doble, se subiò el Bocòn Frascino (primer bajista de la banda) pero tocò la viola.
Vino Almendra y fue lo mejor de lo mejor de todo.
Con ellos entendes que el Flaco pertence a esa banda de forajidos. Es uno de ellos, ahì si es uno màs y eso se nota. Se siente còmodo llevando la rìtmica para que Stevie Ray Molinari (de estirpe nacional, con barba tipo Larralde) sea el rey de la guitarra elèctrica, lo ves bien en la foto con la larga melena blanca de Rofolfo y muy a gusto cantando con Emilio.
Tocaron "Color Humano" y "A estos hombres tristes". Ese tàndem fue todo lo que necesitabamos para entender que los fenòmenos transgresores de la cultura no son modernistas, lo que transgrede es la fuerza esencial, la coraza primitiva y todo ese animal avanzando hacia terrenos desonocidos. Hacia donde la mùsica se abria para adelante a fines de los 60`s. Y encima el look de los muchachos era glorioso, tan cirscunscriptos en la tradiciòn de la mùsica popular nacional, uno los imaginaba comiendo un asado con Guaranì.
"Hermano Perro" que mucho no me va pero estuvo bien y la gloriosa "Muchacha". Ya màs que un clàsico, una plegaria universal. Te amo nena, una pena que no nos encontramos anoche.
Ahì despidiò a Almendra y uno se imaginaba que iba, aunque en joda decìamos, "ahora viene con su banda nueva y toca 10 temas nuevos". Y bueno, màs o menos.
Toco 6 o 7 temas màs, 3 nuevos y 3 hits de solista. "Seguir viviendo sin tu amor", "Llevenme a ver un tren" y "No te alejes tanto de mi".
Saludò, bardeò a la Rolling Stone, presentò a todos, nos invitò a seguirla en la casa y nos dejò destruidos en el piso, totalmente absortos por lo que acababamos de presenciar: el concierto màs largo del mundo.
Lo que nos llevamos de Velez es un tesoro, un recuerdo memorable, la sensaciòn de haber revivido parte de nuestra historia mientras un tipo que viò a todos los mùsicos de rock nacional mientras se encerraba en su morada a hacer una mùsica que muchas veces solo le gusta a èl, otras veces nos encanta a todos, otras veces le gusta a los chicos, otra a los grandes, otra a las chicas y otras a los muchachos heavys que andan en moto.
Un conocido hace poco me dijo que para èl Spinetta "era un tipo muy equilibrado". Yo creo que tiene razòn, de la misma forma que espero que tenga razòn cuando me dice con budismo y positivismo "todo lo que deseàs con buena leche se hace realidad, pedì una manzana que la tenès".
Espero que el sueño cumplido no haya sido ver a Almendra en vivo.
La esperanza de que sòlo es cuestiòn de pedirle al pùblico que se calle y escuche, que se conmueva con mùsica, que se divierta y luego que piense.
El pùblico es obediente. Es cuestiòn de subir la apuesta, de ser exigentes.
Cuanta ciudad y cuanta sed y tu un hombre solo, un gran recuerdo para toda la vida.
Spinetta siempre me diò esa sensaciòn de encierro, de comuniòn con uno mismo, de religiosidad, de enfrentar los miedos internos y darles rienda.
Es uno de esos tipos que despuès de escuchar dan ganas de correr, agarrar la guitarra y hacer un tema. Y que diga todas cosas lindas.