Observar esta dècada con mala gana es fàcil, es fàcil porque la vida es no tantas veces amable como sàdica y desleal.
Pero como dice el coreano, despuès del verano, viene el otoño, el invierno, la primavera o al revès, no importa y al final son sòlo ciclos que se repiten.
Y en todos los ciclos hay partes alegres y bonitas y despuès las frìas y amargas mañanas sin estufa.
Entonces serà posible, hacer un poco de peso a favor de lo bueno de las cosas. Del progreso y la migraña que no daña.
Las supercomunicaciones llegaron a los barrios para hacer que todos de golpe necesitemos un gran abanico de colores para hablarnos y decirnos cosas. Escribirlas, escribirnos como si nos hicieramos tatuajes que duran un dìa: los ponemos en nuestro Librodecara o Facebook y salimos a callejear.
Mensajes a millares y tantas cosas que hablar, tanto que necesitamos casi hacer un bola de Tai Chi de energìa y la mandamos para el universo, donde estàn los satelites que reciben nuestras pelotas energèticas y las devuelven a esas peronas, a esa persona, eso que tanto tenemos que decir.
Y cuando lo decimos lo decimos y la luna se gira para quedar siempre igual de linda. Eso es lo alucinante que tiene la vida.
Aprender es transitar los lugares y allì superar esa pequeña caverna que impide que el agua pase. Entonces de tantas veces alguna vez se supone que damos un salto casi cualitativo y, bueno, somos libres, por fin.
Los grandes avances tecnològicos hacen que nos sea cada dìa màs fàcil estar en contaco, amigos, seres de mi planeta. Esta dècada apostò sus cañones ahì y nos cambiò.
Nos cambiò la forma de querer, nos cambiò la forma de hablarnos, nos cambiò lo que importa y le agregò vectores a lo que no, nos independiza del mundo para darnos herramientas nuevas que se enchufan al puerto UCB de nuestra compu. La UCB, los irrompibles.
Y las grandes ciudades construyen su ideosincracia de la mano de estas nuevas formas de mega libertad.
Por ejemplo, ahora, hoy dìa, es tan sintomàtico de madurez poder compartir horas en un salòn de chat, en armonìa, con calidez, sin agresiòn ni suspicacia, como poder ir a un salòn de baile donde hay situaciones de desafortunados encuentros.
Es algo bàrbaro de la internet. Te llevas bien con la gente, le decis que la querès y que la dejaste de querer. Despuès vas y saludas a tu familia, hace tanto que no la veo, y no te cuesta nada hacerle un mimo, apreto 10 caractères y un Enter y ahi està, una flor de la internet para vos, vieja, que te tengo tan abandonada.
Es muy bueno, la ortografìa, cuestionada por la modernidad, por el mensaje en pequeños tamaños.
Un dìa, remoto y apocalìptico, las personas podràn conseguir todo lo que deseen en una silla, sentados.
Y van a creer que eso es cierto.
Tenemos nuevas enfermedades. Ataques de pànico por Internet. Miles de denuncias nos llegan a nuestros centros de salud barriales.
Explosiones por mail, actos de derroque a Jefes de Gobierno No Gratos por el Sender, amores de incomensurable grandeza, una vida entera metida en una silla y frente a una pantalla. Encuentros del tercer tipo en el Murodelacara. Tu primera novia del jardìn de infantes y ahora es amiga de aquel y mirà, se separò y agregò a tal y a tal, que corrupciòn. La gente habla y necesita hablar y chatea y necesita chatear algo màs.
La soledad galopando en la mochila, inminente.
Porque es grande la ciudad y hay gente en ella, y es tanta que el reposo es posible asì, en un mundo sin desocupados ni inseguridad.
Con la belleza de la pantalla adelante y la forma de libertad màs poderosa que existe.
La de crear y la de poder crear con un golpe de click.
Y algunas teclas con letras y varias, una atràs de la otra para hacer textos y oraciones y citas, citas de grandes autores y cantantes maravillosos que tienen el buen don de identificarnos y hacernos expresivos y dar un golpe al mundo de hacia dònde està nuestro ànimo hoy y como cambiarà para mañana.
La tecnologìa y la ciencia de la mano han caminado esta historia de nuestra especie.
Lo que la mano del hombre inventa es importante y especial para nosotros. Es nuestro artificio, es nuestra huella de conducta distintiva.
Estas son nuestras Pcs, esta es nuestra necesidad, estar conectados, olvidar lo solos que estamos y lo triste de los males de los sistemas y lo desleal de un hombre con sus semejantes. Y la lealtad. Somos tantos que cada dìa es màs complejo dejar de abandonarnos. Es màs dificil habiendo tanta oferta.
Y nos vamos con grandes pronòsticos, tal vez sea la ùltima de nuestras dècadas, tal vez los mayas tengan razòn.
Tal vez cambie el clima y no pase nada.
Tal vez la tierra haga eso que siempre hizo y es arreglàrselas, expulsar la cantidad de cosas que deje de necesitar para subsistir como organismo.
Matar a mucha gente, con agua y lluvia y fuego y sangre. Los hombres no tenemos màs fuerza que la naturaleza, no serà una bomba atòmica. ¿Derretir todo el agua para que llueva tanto que no vuelva jamàs a faltarnos agua?
Serà una respuesta civilizada y crucial del entorno. Vital para seguir aquì. Junto a los demàs planetas en esta cosa tan làctea.
Y seguiremos buscando lo que todos buscamos.
Encontrar eso que es real, eso que es cierto y concreto.
Atravesarse es buscar y continuar buscando, hacer lo que la historia hace, sigue, el tiempo no se detiene y los hombres necesitamos cada vez màs pensarnos mientras nos hacemos grandes.
Ninguna era de la humanidad fue tan urgente para enfrentar su presente con la historia. Nunca necesitamos sacar tantas conclusiones sobre nosotros como ahora.
Y para colmo, tengo un buscador fantàstico.
Puedo encontrar los discos del Gato Barbieri y comprobar que es un capo.
Que la rompìa. De paso cañazo, ya que estoy en esto de la compu, me bajo todos los discos de Floyd.
Los escucharè de corrido y sacarè conclusiones lindas.
Despuès me armo un popurrì y sigo poniendome viejo, sigo gastando tiempo. Pero celebro, siempre celebro.
Con la confianza de pertenecer a una generaciòn de gente adaptada. Adaptada a los procesos de su època. A una generaciòn que sabe amar, dejar de amar, volver a amar, confundir, menospreciar, atacar y reivindicar, ser feliz, ser jòven y ser viejo, buscar compañìa, encontrarla en un sentido y en otro, atenta a lo irreal y movediza ahi dentro.
Ahì donde nos pusimos mientras nos alucinabamos con las luces de las fantasias portàtiles.