7.7.09

tosiendo

Suspendì la cerveza y servì cafè en la taza. No prendì ningùn tipo de cigarro. No tengo. Intuyo que para que mis ojos se me frìan como me dijo hoy Pedro, falta. No està en mis planes asumir los sìntomas de la degradante enfermedad que està asotando nuestras mentes primero, nuestros hospitales despuès y nuestra programaciòn habitual de televisiòn.

Sin embargo aquellas personas que han tenido algùn tipo de contacto conmigo en estos ùltimos tiempos sepan que estoy enfermo y que voy a morir.

Morirè con la aspereza de aquel que librò batallas contra el insomnio. Con la tranquilidad de dejarme caer lo suficiente como para que levantarse sea una actividad reconfortante con pocos sìntomas.

A veces es màs dificil bajar que subir.

Algunos fenòmenos desafìan incluso a la fìsica. Y està bien que asi sea; està bien para que la vida no se moretonèe con idas y venidas.

La planta que estoy plantando està creciendo, el clima està frio y no es el mejor momento para esperar flores instantàneas. Nada màs puedo pedirle al destino. Que haga su trabajo en su propio palacio.

Yo morirè con la frente alta. Sin confesiones por hacer.

Los curas no quisieron perdonarme. Visitè a 3.
Uno por Nick Cave, uno por Bob Dylan y otro por Tom Waits.

Me miraron friamente y me señalaron la puerta enorme de la iglesia.
Al salir le di unas monedas a unos vagos y me encerrè. Decidì que iba a inyectarme un tè.
Lo hice. El viaje fue alucinante.

Sobrevolò sobre mi cerebro la idea de cuànto mejor me caigo cuando me siento un perdedor y un bueno para pocas cosas. Sufrì la ausencia del dinero pero no me importò.

Cuando todo terminò volviò la oscura rendija de la alegrìa de vivir. Pasò el trip, pasò la noche, saliò el sol, mis ojos se empezaron a freir y tosì como solo los puercos saben toser.

Escribì en la pared, bien grande, con letras violetas de vino tinto.
Todos moriràn.
Me pareciò una idea interesante. Algo por lo que brindar. Servì blanca agua mineral en 3 vasos.

Uno por la patria, uno por el pueblo y otro por la democracia.

Brindar con uno mismo es como hacerse una estatua con lo peor que tenès, sacarlo para afuera, amarrarlo con tanza y luego derrumbarlo con un eructo final.

Me sonriò desde un costado un retrato de Van Gogh.
Lei por ahì el otro dìa que cuando Vicente tenìa ese sentimiento, còmo decirle, ¿de religiòn?, salìa y pintaba las estrellas.

A mi eso me parece tan hermoso, sincero y humano que pienso que morirìa sino fuera religioso.
Y de todos modos, siendo tan religioso como soy, morirè.

Morirè sin barbijo. Quiero que sepan, compatriotas infectados por mi cerdo, que todo lo hice por amor.

El amor y la religiòn tienen ese mismo color contenido que se busca en los laberintos. Algunas frases escritas en las paredes pueden ayudar.
Hay gente que hace canciones. Hay gente que escribe con el rouge en el espejo.
Hay anarquistas que pintan murales. Hay autoayuda y medicamentos para algunos.

Todos estàn buscando la salida. Espero que no la encuentren.
Y espero que el que me reciba en las puertas del cielo no me pregunte nada.

Que me mire a los ojos e intuya si fui feliz o no.
Como yo intento hacer.